Cuando la princesa Nada decidió confesar en la montaña de la Ciudad de los Sueños su amor por el esclavo Silencio, jamás pensó que él respondería con tanta asertividad a su grito de copulación en la alcoba real… nació el primogénito y resonó su herencia.
Imagen sacada de http://www.freestockphotos.biz/
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