
En el mundo de los sueños también hubo diluvio. Mientras que en el mundo mortal se construyó un arca para salvar a los elegidos de la furia de los mares, mi mundo fantástico no corrió la misma suerte. Todo quedó como en el principio, solamente energía y luz. El hada de la Nada volvió a reinar en el vacío. De pronto, cientos de polvos cósmicos danzaban entre el recuerdo de los unicornios que se amaron sin reservas.
La diosa Imaginación volvió a brillar más y más según iba aumentando el ritmo de las partículas multicolores, que bailaban ante el canto a capela del espíritu de la navidad. Sobrevivió a la inundación junto a las deidades de la Imaginación y la Esperanza.
Imaginación dejó escapar decenas de hilos de luz de su minúsculo centro y al final de cada uno fueron reapareciendo hadas, duendes, unicornios, centauros, libélulas, sirenas, dragones, brujas buenas, caballos alados, árboles parlantes y magos. Al guiñar uno de sus ojos luminosos se repoblaron los sueños con miles de seres fantásticos. La duda fue exilada del mundo onírico. Ella recibió asilo en el mundo real. Nunca regresó a su lugar de origen. Fue bien acogida por los mortales. Le construyeron altares de oro y plata y la veneran como un ser divino.
Cada vez que estés indeciso, deshojando margaritas, en cada pétalo escucharás el gemido de la duda creando el temor a los que jamás serán felices por acobardarse ante lo desconocido. El amor no es un acertijo, no tienes que decodificarlo, solo disfrutar y sentirlo…
Debe estar conectado para enviar un comentario.