Mis amigos artistas de Saltoalreverso vuelan muy alto…


NuevaTodos tenemos la capacidad para volar, unos más que otros, pero con creatividad podemos hasta borrar tristezas y en su lugar, dibujar esperanzas. Ayer de una manera insospechada fui mojado por una lluvia de hojas secas cuando caminaba descalzo por la calle de mi vecindario.  Aunque no salpicó mi cuerpo la garúa, el sudor de las hojas, sí me enterneció el espíritu. Nació la musa.

Fotografía Edwin Colón 2015

Hacia una poesía mística


Es curioso ver cómo en nuestros días, la gente urge por demostrarse a sí misma una espiritualidad. La espiritualidad o las energías que nos rodean y nos guían…toda esta onda esotérica que nos invade. Además que nosotros como buenos occidentales consumidores, nos venden la idea de los ejercicios de meditación en grupos por diferentes horarios “-nos vemos en el Nirvana a las cinco ¿va güey?-“ Toda espiritualidad tendemos a reducirla a simple materia. Luego, cuando todo parece más banal, salen voces abismales del pasado que se presentan ante nuestros ojos y ante nuestra bendita ignorancia para abrir un tanto la claridad humana en nuestro ser individual. Estas voces abismales de José Gorostiza, Jorge Cuesta, Octavio Paz, Georges Bataille, las llamo así por sus alcances; por sus continuos ecos que a muchos de sus lectores nos pueden sacar de estados de angustias que parecen sin salida, ni explicación, aunque a veces sea tan sólo para entrar en otros terrenos laberínticos.

Desde aquella lejanía, que es la muerte, se aparecen estas voces vinculando a ésta última con el erotismo; este vínculo entre la muerte y el erotismo es de una naturaleza mística. Es el desgarramiento del ser; el abandono de uno mismo a través de la enajenación. El embeleso experimentado tanto física como espiritualmente se da en la vida interior y en la comunicación interior que hay con Dios (en el caso de Gorostiza, específicamente).

Jorge Cuesta condena esta falsa religiosidad en la que la vida interior está trastocada y sólo le interesa aparentar. Condena finalmente a todos aquellos que estancan con sus inútiles discursos el desarrollo óptimo del amor. Levanta por encima de otros a Gorostiza para dar a entender lo que de él aprendió acerca de la entrega, del arrobamiento ante lo descocido y la entrega total a la ruptura del ser. Aboga pues, por una vida interior que de un sentido a la entrega para llevar a cabo esa experiencia interior. Esta entrega es irracional. Es un paso a la muerte, un camino a lo desconocido que además es tortuoso; necesario para la purificación espiritual. Para ejemplificar esto nuestro autor, Jorge Cuesta, se ve obligado a mencionar a San Juan de la Cruz, primer místico español junto con Santa Teresa de Ávila que en sus moradas nos explica el proceso desde el abandono, el desconocimiento, la purgación, el arrobamiento y, finalmente, el triste regreso al mundo que somos; seres mundanos somos.

Nuestro espíritu busca librarse de su condición mundana y la búsqueda se lleva a cabo en la unión mística con el Ser, o Dios… El erotismo es la búsqueda de la completitud y el misticismo es un aspecto de complemento con un Todo. Así es como el autor Jorge Cuesta invita a sus lectores y a cualquiera que haya contribuido al estancamiento del amor, -aquellos a quienes él mismo llama “momias del amor”- a que hagan una relectura de Muerte sin fin de José Gorostiza y divaguen en el interior de su ser y repiensen su vida interior a fin de ponerla en práctica sin falsedades o bloqueos que la anulen. Nos exhorta a creer en las experiencias internas de la conciencia y a no dejarnos llevar por la corriente materialista. Conduce nuestra mirada hacia el interior de nuestro ser para reconocernos seres incompletos y en perpetua búsqueda.

¿A dónde vas?


¿A dónde vas espíritu sin esperanza?
Escapas alto hacia borrascosas nubes
de tajantes dagas que te desangran
y persisten, todavía, a mis reveses inmunes.
Solo abulias hallo por esas latitudes;
soledades, sollozos, sangre, decrepitudes.
¿A dónde vas espíritu sin esperanza?

¿A dónde vas maltrecho corazón?
Tras ser mil veces traicionado,
destrozado otra vez por la decepción
de ser ya no más amado,
sigues, estúpido estandarte de la ilusión,
altivo como el gladiador recién liberado.
¿A dónde vas ridículo corazón?

Sigues caminando rumbo a la nada,
deshaciendo el camino al andar
por la triste travesía abandonada
que no desemboca en el olvidar;
rompe el alba de madrugada
y por un segundo te dejo de anhelar.
Tan solo instantes escapan de mi alma helada
anclada en el frío puerto del pesar.
¿A dónde vas, corazón, por la senda desdichada?

J. Hidalgo

Deja las calles vacias para mi


Deja las calles vacías para mí
donde la nada está en guerra y
fantasmas flotan a través del asfalto
 
Deja las calles vacías para mí
porque voy a quemar la ciudad
porque voy a bailar con decadentes sombras abandonadas
 
Deja las calles vacías para mí

Deja que el silencio grite mi nombre

Deja que las memorias atormenten mi espíritu

 

(nota : poema inspirado en la cancion «Keep The Streets Empty for Me», by Fever Ray)