La historia se mueve


Más que vivir la historia, ella es como un tren enorme que a veces nos envuelve con su ruido, y empequeñece las imágenes que realmente nos pertenecen: El contrato de trabajo, las horas entre apuntes de la universidad, el adiós a una ciudad, las vacaciones entre grandes montañas. No, eso no es lo más profundo de la historia. Es la inmensa barbarie que se esconde cuando sólo importa lo que se mide con riqueza y pasión ciega, y comienza a gritarse con descaro que deseas degollar la garganta de tu educado vecino. Es cuando la historia decide moverse sonriendo a vivos y muertos.

 

(Foto del autor)

Opuestos irreconciliables


Dibujas la vera con la punta de tu pluma
y cuestiono si la frontera es real o hasta dónde
llega. Rechazaré todos los opuestos, incluidos a
los que me incluyen. No te buscaré para encontrarte.
No te encontraré aferrándome a ti, vida; aterrorizada
de muerte por perderte. Obsesionada a perderte, mal
de muerte. Manipulo los opuestos y controlo la frontera que
es una vera que esquiva y elude la atracción de norte y sur; de
todos los opuestos irreconciliables que viven en la luna y duermen
plácidamente en el sol. En los opuestos irreconciliables, nuestra ficción.

Pequeña felicidad


Esa pequeña felicidad de ahora,

muere en un torbellino,

en ese cumplir acero cotidiano

(aquel que reportas sin descanso

sin pararte a mirar las nubes)

Ya que te ponen metas,

que terminas por creértelas.

 

(Foto del autor, Isla Kampa, sobre el Moldava)

La supremacía de la verdad


Soltamos verdades
como migas de pan,
señalando el camino
nos aleja de —todo—
lo demás.

Una verdad a medias.
Una media verdad.
Una verdad completa
nos libera de —todo—
lo demás.

Una verdad engañosa
extendida en la visión,
accediendo directa al fondo
—consciente evolución.

Una verdad privilegiada
cómplice del engaño:
la verdad de otro
no es la mía.
La mía, por serlo, es —más—
más verdad.

Mi torre de piedras


He montado mi torre,
de piedras diferentes,
con las doctrinas
que vinieron curiosas
hasta mis preguntas.
Vértigo tiene lo verdadero
cuando resuenan agudos
los problemas.
Y varias preguntas
actúan de paracaídas
ante el salto.
Al que se unen
partes escépticas,
partes empíricas,
partes racionalistas,
partes realistas,
y partes idealistas.
Se niegan a ser
elementos sin experimentar
esa sensación, allí mismo.
Dejándose engañar por ella.
Se niegan a ser
pedazos de asimilaciones
individuales
que sólo yo conozco.
Y saltan.
Saltan antes
de que pueda colocar
otro elemento.
Antes de que se complementen
en cada hueco.
Provocan el temblor
y se descompone mi torreón
al siguiente movimiento.
Antes de que escoja
la siguiente piedra.

Apuntes sobre la realidad y lo real


Jacques Lacan
Jacques Lacan

Apuntes sobre la realidad y lo real

1.La realidad es lo que se conoce.
2.Lo real es lo que nunca se conoce.
3.La realidad es más cierta que lo real.
4.Lo real se ve interpretado por los sentidos.
5.La realidad es la interpretación de lo real.
6.Lo real se nos escapa de la palabra.
7.La palabra refiere a arquetipos a mitad de la realidad.

Junior R. Velazquez L.

14/08/2013

Surge SL


Heme aquí que soy SL. No he venido de tan lejos como ningún otro hombre de a pie o de a ruedas, que aquí es mi semejante. Descubrí mi vida filosófica en mi juventud temprana y entonces traté siempre de explicarme el porqué y las razones de la vida, el tiempo, la muerte, el comportamiento del ser en la existencia y todas esas extrañezas -claro todo esto mientras el rock & roll crapulaba mis noches-. Aprendí que a la ‘filosofía dura’ lo mejor es mirarla de reojo, tenerla suculentamente escondida bajo la almohada, deshebrarla y devorarla de a poco, tocarla sólo de vez en cuando y cuando -porque todo es tiempo-, y cuando el instante en que descubres que no eres nada de lo que pensabas, que no sabías nada de lo que conocías, que te revolcabas en una ignorancia fruto de oídas o lecturas de otros libros de barata calidad y pseudo-filosofía que además se precia de ser profética, te disuelves en el mundo con una extraña angustia llena de dudas imposibles de resolver en el tiempo, en el ‘cuando’. El instante del entendimiento no lo veo en esa filosofía dura y extraña aunque inquietante y provocadora. El instante lo fijo en la poesía, que es el hilo conductor de mi alma, luna de mis deseos. Sólo soy un filósofo que encuentra el sol temprano en la poesía, en el sueño. Un filósofo que surge del sueño de otro, en el propio signo que yo soy. Soñador ardiente de mentales lujurias, hereje por mero diablo cuestionador, descalzo, cobijado por las grietas del universo y sordo como mi palabra seca. Un filósofo zambullido en la literatura y lleno de poesía. Así surgió mi SL que soy.

Por: SL