Camino


Un cuento de verano


Fotografías cedidas. Por @poeta_eva

Apartada de las anchas y tumultuosas arenas de las otras playas que hay junto a la ciudad, con sus altos hoteles y enjambres de turistas, estaba la cala en forma de medialuna donde ella paseaba, se encontraba el mar por debajo del sitio en forma de terrazas donde estábamos merendando aquella tarde. Nosotros estábamos sobre una hierba de verde intenso que se fundía con el borde del acantilado, con sus rocas y peligros. Desde allí, en lo alto de una de las paredes que dominaba la medialuna de agua, veíamos lo que ocurría, muy en pequeño, todo lo que llegaba del mar o se adentraba en él. Todo el horizonte se recortaba detrás de su melena.

Escuchaba su conversación como si hablasen desde otra habitación una conversación que fuera muy importante para mí, las cadencias de sus frases, su acento de otro lugar. Verla recortada en un fondo azul y de líneas verdes. Explicaba sus maravillosas obsesiones y sus miedos atrapados por un pasado. Miraba su mano apoyada en una toalla, con un tatuaje que parecía un punto y una coma, miraba el largo tapiz de los acantilados integrándose en el mar.

—Siento cierta pena la irme de este lugar, como si dejara algo —dijo poniéndose triste en ese momento.

Un golpe de pena, una sospecha amenazante de lo que vivió hace unos meses, o de lo vivido en el pasado, tal vez cuando era una niña y se forman ciertos fantasmas. Han pasado muchos años y debería ser una persona distinta. Había conocido a dos hombres, pero eso había provocado que pensase que el amor es algo destinado a perderse o engañarte.

—¿Es una pena por lo que ocurrió o en realidad porque no debió tener al menos ese final? —le pregunté.

—Tal vez te parezca que huyo de algo, no lo sé, ni me apetece saberlo, quiero vivir en otro lugar. Sé que es algo distinto a estar confundida, mucha gente me lo diría. Mi madre, incluso. Sé que no tiene que ver con estar harta o desilusionada con los hombres que conocí. Quiero cerrar temas, llevarme a mis niños. Borrar a ciertas personas, y pensar que otras cosas fueron, inocuas, insensibles, asépticas en referencia a lo que ocurrió conmigo.

La miré a los ojos, miré la línea de sus labios demasiado tentadores a esa distancia. Veía la sospecha de un golpe de tristeza al hablar de su pasado. Hacía un momento que había estado riéndose, moviendo la cabeza a cada lado al tiempo que los silencios los tapaba canturreando algo que no lograba descifrar. Comencé a hablarle, conocía mi poder de calmar y enfrentarme a las tormentas.

—Entiendo lo que estás pensando. Lo sé, sin necesidad de que nos conozcamos, por esa manera de ordenar tus ideas. Sé que piensas, cuando llega la noche y miras arriba, lo que hubiera sido esa estrella, lo que hubiera podido ser o realizarse si hubiera nacido. Sé que aún cada mes te pones triste y piensas que solo habías dado amor, y no entiendes porque recibiste otra cosa, pero… forma parte del firmamento, y además es de color dorado allí arriba, entre las almas buenas y sin culpa. No tienes por qué olvidarla, solo convivir con ese pensamiento, porque te alegrará saber que no la olvidas, que no eres insensible. Desde aquí arriba, por encima de los acantilados, se ve el océano infinito, y si cierras los ojos, estás más cerca del cielo y a la vez más cerca de entender que la vida, esa angustiosa aventura que parece una novela escrita por un escritor con muy malas artes, la mayoría de las veces; esa vida te espera para seguir y encontrar muchos días felices. Y que te alegrará pensar en tu buen corazón.

Me miró como si nunca nos hubiéramos visto, pero como si me hubiese instalado en su mente en un momento determinado de su vida. Me miro como si pudiera construirme a su antojo y producirle más placer que nadie.  Visto en la distancia nada ocurrió entre ella y yo que alterase sus planes o los míos. Pero de repente alcanzó mucho valor en aquel momento, en aquellas circunstancias, en aquel interior de ella todavía casi una niña sin serlo, llena de pequeños enfados y buscando mimos entre hazañas. De repente se relajó, pasó la sombra de tristeza por ese recuerdo en forma de ángel. Se perdieron de golpe las ganas de llorar. Puede ser que fuera mi mirada sobre su piel, su delicada manera de arreglarse, su dejarse atrapar en un mundo paralelo, cuando me acerqué para ver más de cerca sus ojos, y leer tantas cosas en ellos como historias debían susurrar las musas de la antigua Grecia a los héroes, a los que partían con sus escudos de bronce a defender sus ciudades y sus tierras, pude ver toda su belleza y desear hacer míos esos labios, solo míos. Puede ser que esta historia haya quedado poco romántica o sin los detalles modernos que tanto gustan, pero no mentiría si no dijera que era una mujer bella capaz de atraerme. Mentir o hacer daño sobre alguien que tiene buen corazón, jamás entra dentro de mis cálculos. Ese verano conocí a un corazón generoso, aparte de una guapa mujer, con una mirada que recuerdo después de tantos años, la recuerdo a pesar de la sombra que mira lo que antes fui. Nada más queda excepto aquel lazo negro que me enseñó antes de marchar.

La herida


Ciervo


Aguas profundas


Fotografía Propia

Allí donde se pierde el océano

el agua se vuelve pétalos en la espuma,

llega a existir un camino espiritual

a mayor profundidad

donde se nos concedió la vida.

Los maltrechos buques

dan campanadas de acero,

mientras se hunden olvidando la tormenta.

Unas columnas de vapor de tamaño inmenso,

escapan al cielo,

con el brillo de los ojos de las sirenas,

para formar un acusador huracán

contra los hombres engreídos y poderosos.

Contra el plástico y el calor sofocante.

Todo termina, todo se acaba

todo empieza, todo se hunde,

en el agua.

«Ireri: Vigil of the Little Angels / Velación de los Angelitos» — Mary J. Andrade


«Ireri: Vigil of the Little Angels / Velación de los Angelitos» — Mary J. Andrade

Countless voices and memories are the main characters of this story. On November 1st, at dawn, children will live the ritual of love of the Vigil of the Little Angels, walking together with their parents to the cemetery to honor the memory of their little brothers and sisters.

Mary J. Andrade, with her lively and genuine Ireri story, illustrates through text and pictures how the ancestral tradition of Day of the Dead is celebrated at the home of the children Soledad and Juanito, the main characters of this story, at the island of Janitzio.

They follow the given instructions of a centuries old’ family tradition, with simplicity and pride as they commemorate the departure of their loved ones to another world.

Infinidad de voces y recuerdos son los protagonistas de esta historia. Cada primero de noviembre al amanecer, niños y niñas vivirán el ritual de amor de la Velación de los Angelitos, caminando junto a sus padres rumbo al camposanto para honrar la memoria de sus hermanitos.

Mary J. Andrade, con la animada y genuina historia de Ireri, nos ilustra a través de texto y fotografías cómo se celebra la tradición ancestral del Día de Muertos en la casa de los niños Soledad y Juanito, los personajes principales de esta historia, en la isla de Janitzio.

Ellos siguen la pauta dada por la tradición milenaria de una familia que, con sencillez y orgullo, conmemora la partida de sus seres queridos a otro mundo.

SOBRE LA AUTORA

Mary J. Andrade ha viajado a Michoacán en diferentes ocasiones, con el propósito de fotografiar y escribir cómo se realiza la celebración del Día de Muertos en diferentes poblaciones de ese estado. En 1987 viajó a la isla de Janitzio y convivió con los niños durante el ritual de la Velación de los Angelitos. A partir de entonces ha continuado la investigación de esta tradición prehispánica, visitando diferentes lugares en México.

Este es su segundo libro para niños sobre lo que en muchos lugares se conoce también como la Fiesta de los Muertos. El primero, titulado La Velación de los Angelitos, Día de Muertos en México, fue publicado en el 2001, realizándose una edición especial con traducción al p’urhépecha, en el 2005.

Mary J. Andrade ha publicado varios libros bilingües de la serie A través de los ojos del alma, Día de Muertos en México, enfocados en los estados de Michoacán, Puebla, Morelos, Oaxaca, Tlaxcala, San Luis Potosí, Hidalgo y Yucatán. Además, ha publicado Pasión por la vida, Día de Muertos en México, que cubre las cuatro regiones donde habitan los p’urhépechas en Michoacán.

Para mayor información, fotografías y videos, las personas interesadas pueden visitar los portales de la autora, en el internet: www.dayofthedead.com y www.diademuertos.com.

Foreword / Prólogo
Verónica Meza

Acrostic / Acróstico
Julie Sopetrán

Cover image / Fotografía de portada
Mary Andrade

Collection design / Diseño de colección
Fiesky Rivas

Layout/ Maquetación
Carlos Quijano

eBook / Libro electrónico
Carlos Papaqui

Promotional materials / Materiales promocionales
Mayté Guzmán

Community Management
Donovan Rocester

Edición / Editing
Carla Paola Reyes

Editorial / Publisher
Salto al reverso

Primera edición impresa y electrónica (2022)

EDICIÓN IMPRESA

106 páginas
139.7 x 215.9 mm
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Paperback
ISBN: 979-8-8400175-4-8

Bibliomanager / Ingram
Paperback
ISBN: 979-8-9862420-4-0

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Refugio


Refugio (collage y pintura), serie Azules y Rojos, pasado continuo

“Los túneles del refugio recorrían Almería como un amasijo de serpientes subterráneas y yo de niño había aprendido cada uno de sus recovecos. Desde cualquiera de las entradas a sus túneles podía ir recorriendo a tientas el subsuelo y llegar a cualquier otro punto distante de la ciudad sin dudar en ningún cruce o desvío. “