Gris


El dolor
no es ya el abismo
que mirabas
boca arriba
escrutando el techo
sin respuesta.

El dolor parece ser
—ahora—
una flecha
que miras de frente,
apuntando a tu mente.

De cualquier modo,
no lo quiero,
no lo deseo,
quiero alejarlo de ti,

de tu pecho,
de tu boca,
de tus ojos,
de tu frente.

La otra niña…


1_Niña
Photo by Roberto Cabral

El círculo de la crisis de la patata


Aunque primero fue el grito,
no tardó en aparecer la dureza
con que oscureces mis palabras
al dejarlas a tu suerte.
Cuando tras sostenerlas y arrastrarlas
me las devuelves en frío
y tan deformes
con ese tono tuyo tan gris.

Y aquí sigo a solas con ellas,
bajo tu mirada más corta
y tu silencio
que conduce a un abismo
que se extiende como una llaga
desde la mañana a la madrugada,
y apenas contiene más
que el cansancio
acumulado en mi pecho
que necesito sacudirme
como un pez con esa piel mía
tan gris.

Y desearé de nuevo
que reserves espacio suficiente
para tanto desencanto
amontonado en tus ojos,
que amenaza siempre
con desbordarse.

Un día de vueltas


Pensaba en las peonzas
y en la vida
y en cómo el eje cambia,
para acabar detenida en el suelo.

Pensaba en aprender a mecer
la paciencia y en su reposo
y acabé prefiriendo el giro
al gris del asfalto.