Noté que me faltaba algo.
Eran tus lágrimas,
maravillosas
gotitas de rocío
sobre mis pies
descalzos,
helados
de penas hambrientas.
Estoy estancada.
Flexiono mis piernas,
quedo a ras de suelo.
Impotente.
Decido escribir.
¡Pues escribo!
Qué mente más jodida a veces.
Qué cuento de mierda
el que me cuentan mis sueños.
Reto a la realidad a darme un empujón,
¡fuerte!,
para lanzarme a no sé dónde.
Qué más dará.