…que sienten algo legítimo.
Bardiel fue golpeado muchas veces,
y eso no lo detuvo.
En completo aislamiento siempre sintió.
Intentó atravesar las barreras y jamás lo logró.
Muros de piedra, acero y hasta diamante.
Jamás pudo, pero fuerza ganó.
En completo aislamiento estudió
para probar lo legítimo de su amor.
Con Balzak, Angeline y Jacob
su fuerza y estrategias entrenó.
Que los feos estudian y los atractivos festejan,
escuchó.
Y en la Tierra pocos admiraban a Bardiel,
que guerreros, como él, se sorprendieron de su afrenta.
Del amor puro de Angeline,
de la experiencia de Jacob
y de la lógica matemática de Balzak,
el niño héroe absorbió lo mejor.
Analizó y sintetizó, y pudo expresar lo que sintió.
¡Logró definir, cualificar y cuantificar el amor!
Se los explicaría,
pero no están listos para esta conversación.
En la Tierra, las historias de Bardiel eran contadas
y eran leídas por los guerreros.
Y solo los guerreros con Espíritu podían ir a Blacks Gaea
y conocer de cerca esta poesía.
Desde el confinamiento, Bardiel finalmente salió.
Y aunque su ser no podía atravesar la barrera,
sabía que lo que sentía sí podría.
Tomó su arco integral y definió una función.
El amor simple de un pulso básico y visceral…
«Lub-dub… lub-dub… lub-dub»,
sale dirigido en taquicardias y arritmias que confunden.
Pero, al ser integradas en el arco de Bardiel,
cobran sentido.
Sube a la torre más alta del Corazón de Blacks Gaea.
En la diestra, su sentir inexpresable,
y en la siniestra, su integral.
Arma una función básica, y la integra en su amor.
Su arco integral define algo nuevo.
Lo escalar lo vuelve creciente,
y lo creciente lo vuelve exponencial.
¡Volvió íntegro algo visceral!
Los ciudadanos aclaman
y los jueces aprueban.
La ciudad ya tiene guardianes,
y ahora por fin
fuerza de ataque.
El herrero forja las flechas,
se entrenan los arqueros.
Bardiel y Katrina dejarán el confinamiento.
El amor y la venganza inician el duelo.
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