Hace casi dos milenios que lo habían crucificado al lado de un tal Jesús de Nazaret, para quien la crucifixión era un mero trámite, según lo narrado en los evangelios. El pobre Dimas no había corrido con la misma suerte, pues aunque Jesús le aseguró que ese mismo día estaría con él en el paraíso, no contaba con que la burocracia celestial era peor que cualquier burocracia terrena. Jesús el nazareno olvidó pedir sus datos a Dimas antes de expirar, y cuando este llegó a las puertas del paraíso, su nombre no constaba en la lista de invitados.
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Blasfemia
En algun templo sagrado
sacrificamos nuestros cuerpos a los santos
esos santos de madera y polvo
cuyos ojos
estan muertos
en frente de ellos blasfemamos
mientras nuestros cuerpos
a la luz de las velas
bajo el aroma del incienso
gozan
y con la cruz nos masturbamos
en nombre
de nuestro senior Jesus Cristo
y la madre Maria,
Amen !
(version en espaniol, exclusiva para Salto al Reverso …)