Centrífuga


¿Qué significa cometer un error?

Pues, nada.

Errar es de humanos, así que eventualmente y sin duda alguna vamos a equivocarnos. Independientemente del resultado y las condiciones que llevaron al hecho, el meollo del asunto es atravesar la burbuja del aprendizaje.

No siempre pasa. Naturalmente, este sistema de reconocimiento y corrección efectiva no suele acontecer tanto como es necesario. Muchas lecciones quedan en “próximamente” y el polvo de nuestras pieles se va a invadir las verdades más evidentes a nuestros alrededores. Puede ser que hasta nos nuble el presente, opaque un poco lo importante.

Decirlo… no es algo de débiles. Aceptarlo es de entusiastas. Enmendarlo, necesario. ¿Cambiarlo?, de valientes.

Si no volvemos al camino es porque, así de simple, no queremos.

Reflexionamos, buscando causas, efectos y respuestas definitivas.

«Lo hago, me arrepiento. Lo disfruto, así que miento. No hay enmienda, pierdo el tiempo. Nadie mira… yo no lo siento».

Actúo y engullo el momento.

Vitamina C para el futuro tormento, aquel que no sé si me depara pero quizá, solo quizá… me merezca.

Vivir para uno, respirar cada carbono. No sufrir mis acciones, no doblar en las esquinas… aunque dé mil vueltas, solo ganar y ser perdido en realezas.

Qué dulce es la riqueza.

¡El agua es para los pobres!

Yo tomo vino, o degusto cerveza.

Te calma el filo de la espada,

o le tienes miedo a la certeza.

El que no ha pecado, que lance la primera piedra.

Escucho serpientes en el ático, el aullido de un perro me atormenta.

Recién me han tocado la puerta.

Alguien me busca, cobrarme no le pesa…

Nunca se espera que el karma caiga a cuestas.

 

El Karma-color


9201_wpm_hiresIrving inventó un aparato parecido a un reloj que en lugar de dar la hora clasifica la personalidad de quien tocas o está a no más de doce pulgadas del usuario. Los clasifica por colores. La esfera se torna amarilla cuando la persona es sociable, animada, locuaz, con inteligencia emocional, roja para los agresivos, susceptibles, coléricos o bipolares, verde al pesimista, triste, reservado e insociable y color azul, a los pasivos, imperturbables, apacibles, muy controlados. Este artefacto que se confunde fácil con cualquier accesorio de moda es cien por ciento efectivo y garantizado basado en meses de ardua investigación científica. No usa baterías ni tiene que ser cargado con ninguna fuente de energía eléctrica o solar. El sorprendente mecanismo trabaja con el movimiento de los latidos del corazón.

El científico fue galardonado con el Premio Mundial de la Paz por su maravilloso descubrimiento.  La Organización de las Naciones Unidas compró la patente por una suma multimillonaria con la finalidad de obsequiar a cada ciudadano con esta pieza mágica, a la cual llamaron Karma-color. Este proyecto vanguardista, revolucionario, perseguía ayudar a que los ciudadanos se llevaran mejor en un futuro cercano. Todos los ciudadanos permanecían impacientes por ese día. Justo una semana antes del gran día, hubo una invasión de extraterrestres que cambió el destino del mundo. Masacraron casi de modo instantáneo y selectivo a un segmento significativo de la población. Irving murió en el ataque.

Sólo los murmullos de algunos terrícolas se oían en sus hogares ante el estado de sitio declarado por los alienígenos.

—No entiendo papá, el porqué una veintena de criaturas multicolores nos arrebataron la libertad y con qué propósito aniquilaron a mamá y a mi hermano gemelo —le cuestionaba el joven cabizbajo a su padre mientras lo abrazaba.

—No tengo idea querido hijo. Deben ser muy poderosos y como los genios, excéntricos. Lo que tampoco me explico y aún me sorprende es cómo todos ellos llegaron a nuestro planeta usando el Karma-color supuestamente inventado por Irving.

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