El negro lampiño (érase una vez el ibérico)


Cuando nos contaron el cuento de Los tres cerditos se dejaron la mejor parte en el tintero, ahora sabemos que los dos primeros animales entraron en política y que el tercero era constructor y un próspero especulador inmobiliario. La historia continúa desde entonces y se nos advierte estos días contra el lobo desde lejanos paraísos fiscales, la mentira es tan hilarante como que los dos principales partidos en mi país se hayan convertido en una sola bruja de Blancanieves, que todavía pregunta por sus propias virtudes ante un espejo, en su versión más fea y sospechosa. Los indicadores Europeos señalan que sólo Letonia supera a España en desigualdad entre ricos y pobres en el continente, pero que de seguir igual la progresión podríamos llegar a alcanzarles muy pronto (la Cenicienta no va a interceder por nosotros y nadie la culpa, la sirenita enmudeció en cuanto entró a la cama del príncipe y lo celebraron después con una mariscada).

Se oculta algo más que la guarnición de las perdices en las historias color de rosa, nadie llega al capítulo en que le disparan a Dumbo en la cabeza durante un safari, pudiera suceder que la bella durmiente se quedara allí soñando para toda la eternidad (o que tuviera un penoso despertar). Además Caperucito se casó con la loba feroz y no le fue nada mal, y luego está ese tipo pequeñajo al que llamaban Pulgarcito, se hizo millonario con la patente de las botas que llevara Michael Jordan con los Bulls de Chicago; al patito feo, por el contrario, lo sirvieron en pepitoria esa misma navidad, nunca llegó a la siguiente primavera. ¿Cual es la moraleja? A los cerdos les reconocerás por sus hábitos, nadie vaya a echarse con ellos sin haber limpiado un poco primero (por romántica que suene la canción). Cuando hay que elegir entre siete enanos, mi decisión estriba entre múltiples factores pero nunca por quien la tenga más larga y esté más desesperado. Allá cuentos.

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Para los más inocentes una versión del cuento por mi hija con dos años, Los tres cerditos (minimalista) lo titulé. Saludos desde el frenopático.