¿Cuáles son tus sueños para este año? Dos enfoques de una misma cuestión.
Sueño con que en 2014…
Aprovechando la iniciativa muy interesante de una amiga, @IkramBarcala y de su blog La inmortalidad del cangrejo, en la que propone divagar juntos sobre cualquier tema, voy a hacerlo sobre mis deseos para 2014, porque soñar es gratis y la vida me ha demostrado que si te empeñas, crees en tí y te rodeas de buena gente, suelen hacerse realidad.
Sueño con que en 2014 la gente se crea de una vez que no estamos inmersos en una crisis sino en un cambio de era como sucedió al pasar de una sociedad artesanal a una sociedad industrial y como ha venido ocurriendo a lo largo de la historia. Si este sueño se cumple, probablemente podremos comenzar a avanzar pensando en tiempos distintos o en nuevas oportunidades, en lugar de pensar que ya se pasará y pronto volverá todo a ser como antes.
Sueño con que en 2014 las relaciones laborales no se tomen bajo el prisma de «empresario explotador» y «obrero vago», porque los hay, en ambas partes y aunque son minoría cunden demasiado y juegan de farol. Sueño con un 2014 donde la «empresa y el emprendimiento» sean los protagonistas y empresarios y trabajadores el corazón de esos proyectos desde una óptica de mutua inversión: el empresario pone su know how y el dinero; y el trabajador invierte su tiempo y una parte de su vida.
Sueño con que en 2014 las fronteras se derriben como una barrera arquitectónica, cultural y humana y pasemos a lugares sin límite, donde la identidad cultural se respete y enriquezca a este mundo global con barrios distribuidos por todo el planeta.
Sueño con que en 2014 a los que en nombre de la libertad se dedican a cortar la libertad que tanto nos ha costado conquistar reciban la lección que merecen con uno de los derechos más libres, NO VOTARLES MÁS.
Sueño con que en 2014 entendamos el drama de la gente que deja su país y su familia para intentar desde la lejanía entregarles una calidad de vida mejor, a costa de la suya. Que entendamos lo valientes que son quienes se arriesgan a venir en pateras, emparedados entre los asientos de un coche o entre los ejes de un camión muchas veces a cambio de nada. Sueño con que recordemos cuando nuestros padres y abuelos emigraban a Argentina o a Francia y cómo eran recibidos en aquellos países. Sueño con que mucha gente pise tierra firme y se de cuenta que cuando sus hijos se marchan a trabajar fuera son unos inmigrantes que tienen la suerte de irse en asiento y legalmente.
Ya desde el plano personal, sueño con que en 2014 siga creciendo como persona y como viajero, sueño con conocer lugares increíbles y gentes impresionantes que me hagan sentir un nativo más allá donde esté. Y, por último, sueño con que en 2014 al menos alguno de estos sueños se hagan realidad.
Gracias Ikram por darme esta oportunidad de divagar contigo sobre los sueños como base para una realidad diferente.
Os deseo que en 2014 vuestros sueños, se cumplan.
¡Qué mejor que empezar un año para lanzarse a soñar!
Fantástico ¿no? Pues resulta que estoy en una fase en la que más que por soñar, me da por pensar: ¡Ay, virgencita de Lourdes, qué me quede como estoy! Y si lo medito tan sólo medio segundo, me parece una opción taaaan triste. Pero es que soñar me da casi escalofríos.
Por un lado, porque hay veces que los sueños se cumplen y luego resulta que lo que tú deseabas no es lo que querías (os dejo un ejemplo para entender este trabalenguas); y por otro, porque veo esos sueños tan alejados de lo posible, que casi me parece que peco de ilusa.
Pero le he pedido a Miguel que haga este ejercicio conmigo y estaría muy feo no expresar mis deseos para 2014 ahora.
Evidentemente sueño y deseo que 2014 me traiga el pack básico, archiconocido, pero además, indispensable: salud, dinero y amor. Creo que no por este orden, aunque si un par de kilitos de cada cosa. Pero no es un deseo a la ligera, si no de corazón, con fuerza. Qué los tres son ingredientes básicos para mi siguiente petición: quiero paz.
No hablo de paz mundial, que desde luego que la quiero pero no creo que esté dentro de lo posible. Si no algo un poco más egoísta: paz epitirutual. Tranquilidad de coco, básicamente. Es decir, tener la fortaleza y la actitud adecuada para poder afrontar lo que venga, lo bueno y lo malo, con sosiego y madurez. Porque hay veces que las cosas malas no lo son tanto como parecen y es tu mente la que las transforma; y otras, que las buenas no son lo que debería ser o no sabemos mantener esa energía positiva convirtiéndolas al final en una condena.
Y ya puestos, le pido al año nuevo ser capaz de no comerme tanto la cabeza y que si nos proponemos escribir un post sobre sueños, sea capaz de decir:
Sueño con estar más cerca del mar;
Y con poder viajar más con mi familia;
Y con millones de momentos románticos;
Y con trillones de sonrisas de mis hijos cada día;
Y tener y sentir a los míos cerca;
Y que trabajar vuelva a ser disfrutar;
¿Y sabes Miguel? sueño con atreverme a emprender una décima parte de las aventuras que tú vives sin que el vértigo o el miedo me provoque un paro cardíaco;
Y con no tener reparos a la hora expresarme y crear;
Y con poder decir lo que siento y oír ese sueño de sus labios;
Y sueño, sobre todo, con no tener miedo a soñar.
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