Máx. Katana


Max Katana
Bardiel desenfunda la Máx. Katana.

¡Y con un solo movimiento horizontal de la «Máximum Katana», Bardiel barrió todo el campo de rosas!

Una a una caían las frondosas rosas carmesí, inmediatamente luego de que sus raíces fueran cortadas y se marchitaban apenas tocaban al suelo.

Todos estábamos tristes, todos, incluso el viejo Jacob. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Bardiel, un capitán intachable, tirando abajo un hermoso jardín de rosas rojas, las más hermosas que se hubiesen plantado jamás en Blacks Gaea. Teníamos que volver a adornar ese jardín con lirios de origami, para que volviera a ser el siempre hermoso campo de flores de papel.

—¡Ánimo, chico! —abrió la comunicación Jacob, dirigiéndose a Bardiel— algún día tenías que hacerlo… podría haberlo hecho yo con mi lanzallamas, pero mira cómo se marchitan y se hacen polvo sin mucho esfuerzo —dijo, refiriéndose a las rosas—. No cabe duda que este trabajo era para ti, ¡es impecable!

¿Y qué era lo que hacía que las rosas desaparecieran? ¿La espada? ¿Bardiel? ¿O se trataban de rosas falsas, o de algún espejismo?
Bueno, las rosas eran genuinas, por eso todos estábamos tan tristes de que ese hermoso rosal hubiera sido destruido. El secreto estaba entre la espada y su esgrimidor.

La Máximum Katana es parte de un juego de dos espadas que fueron forjadas en los volcanes, muy cerca del Corazón de Blacks Gaea. Las dos katanas tienen las mismas características, misma cantidad de vueltas, misma aleación, mismo acabado, excepto en su longitud. La Máximum Katana es larga y la Mínimum Katana es corta.

Y se las forjó con forma de katana, al estilo japonés, por el corte limpio que ofrece y por la habilidad necesaria que debe tener el espadachín para su correcto uso.

No se trata de un simple par de armas para matar, el juego de espadas fue creado para armar a dos guerreros que serían elegidos para algo llamado «La Última Misión», en la cual las espadas jugarían un papel estratégico y defensivo, algo parecido a la misión que Bardiel acababa de terminar.

Bardiel fue seleccionado para esta arma gracias a su insistencia y avance en su entrenamiento. Si bien es uno de los guerreros más pequeños de Blacks Gaea, el entrenamiento que tuvo lo volvió sumamente hábil en el manejo de espadas. Luego, gracias al cumplimiento de algunas misiones importantes, se calificó para recibir la Máximum Katana.

Y así fue como Bardiel cumplió su primera misión con esta arma. Era penoso verlo hacer esto, pero él lo pidió. Aprendió que su principal misión, aquello para lo que había nacido y que deseaba cumplir con todas su fuerzas, no se resolvería al primer intento. Y para eso se le había otorgado la Máx. Katana, para cortar con los vestigios que quedaran de cada intento. Se le podría haber dado un hacha o un lanzallamas, pero Bardiel no era un bárbaro y debía tener un arma acorde a sus habilidades. Además, algo hermoso como un jardín de rosas no podría ser eliminado de esa forma, tenía que desaparecer al instante, y para eso estaba la Máximum Katana.

—¡Alerta! Todos a sus puestos  —esta vez quien abría la comunicación era Angeline— ,  la Damisela de las Rosas Rojas se aproxima a El Cable una vez más.

—¿Es en serio? —respondió Jacob de inmediato— ¡Pido permiso para abrir fuego!

—No te apresures, Jack —respondió Angeline.

—Seguro se trata de una trampa. Además, ya es mi turno de actuar —justificó Jacob.

—¡Concedido! Jacob, al primer hechizo atacas con todo, no te dejes burlar. Bardiel, regresa a las barracas. Gracias, Angeline, cambio y fuera —corté la comunicación y esta vez dejé que Jacob se encargara.

Ya era suficiente para Bardiel. No es que no sea lo suficientemente fuerte, al contrario, a él lo necesitábamos para misiones más importantes.

Ah sí, corrí antes de que la última rosa se desvaneciera, tomé un pétalo y lo contuve en una burbuja. No podía salir sin ganar nada luego de esa escaramuza, tenía que estudiar la magia de esas rosas reales demoníacas. Son hermosas, pero drenan demasiada energía de nuestra santa tierra. Y para eso fue creada la Máximum Katana, para preservar nuestras dulces nubes de canción de cuna y poder ver nuestros atardeceres púrpura sobre nosotros.

BLACKSMITH DRAGONHEART

La leyenda del Dragón de Acero


muro legendario
«Muro de las leyendas», por Blacksmith Dragonheart hace algunos años. Muestra la aparición de un dragón durante icónicos momentos de una desconocida leyenda.

Cuentan que hace mucho tiempo, aproximadamente hace 6500 años (4500 A.C.) nació en las Tierras de Europa septentrional, un dragón de hielo y roca.

En esos tiempos, los dragones poblaban las tierras desde sus inicios así como todos los demás animales que conocemos; tales como lagartos, cocodrilos y los dragones de Komodo. Pero este dragón de hielo y roca, al que luego llamaron «de Acero»; a causa de una maldición con la que nació, vivía solitario y sin manada desde entonces.

De las recopilaciones de la leyenda, se sabe que el destino de la maldición bajo la que estaba dicho dragón, lo arrastrarían a hacer destrozos en las tierras de Egipto y luego a lo que ahora es Alemania en los años 1500 A.C. aproximadamente.

Aquel Dragón en su camino por la vida, tuvo conciencia, y eligió luchar contra el mal, y olvidar la maldición bajo la que había nacido. Pero a pesar de que podía luchar por lo que es bueno, al lado de guerreros fuertes; su maldición estaba sobre él y era perseguido por ello… y por su rareza, pues nunca se había visto a un dragón de hielo y roca… Seguir leyendo «La leyenda del Dragón de Acero»

Nanocuento: La leyenda del eco


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Cuando la princesa Nada decidió confesar en la montaña de la Ciudad de los Sueños su amor por el esclavo Silencio, jamás pensó que él respondería con tanta asertividad a su grito de copulación en la alcoba real… nació el primogénito y resonó su herencia.

Imagen sacada de  http://www.freestockphotos.biz/

Nanocuento: Muere mi hijo el presidente


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Lo besé en la mejilla, me despedí y cerré el ataúd, como cuando lo arropaba de pequeño y le daba la bendición… en ambas ocasiones me fui tranquilo a dormir pues lo dejaba siempre en manos de Dios, sin saber que lo iba a ver morir.

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