Amanece y el rostro incoloro
se cubre de dudas por este nuevo día;
desteñida la tez
y la piel destruida,
buscan abrigo en la oscuridad hambrienta.
La vida que acontece en castigo
sin piedad le mantiene en una ruina,
la luz solar no le alcanza
apenas la carne acaricia,
y la mantiene en supervivencia errante.
Cómo se prolonga el sufrimiento
la voz derrapa en los ecos del sonido,
el cansancio ya no tiene algún concepto;
el mismo hombre sabe que no hay remedio.
Panacea universal
auxilia una vida para que pueda brillar;
el futuro perverso se apodera
de un cuerpo humano que no ríe;
no siente,
no goza,
no llora.
En l’interieur yace la lúgubre verdad de un vacío,
un clavado embocado no es el ideal destino.