Mientras ella inundaba su alma en lágrimas por la muerte de su recién nacido, en lugar de imitar a Noé ante el diluvio y construir el arca, Cristina decidió imaginar una cuna para mecer y arrullar por última vez a su lastimado corazón de madre.
Etiqueta: Madre
Elegía funeral
Hay una distancia de dos pasos
que no puedo desandar.
Entre nosotros,
un vacío infinito
que cada día crecerá más.
Temo resbalar y caerme.
Temo cerrar los ojos,
y perder tu rostro con sus gestos
en la profundidad del abismo.
—La lluvia no deja de caer,
las lágrimas no cesan
en este atardecer anochecido.
Pero la paz dura
lo que dura un instante,
porque sé que el tiempo no me pertenece—
Dijiste que el cielo lo vería.
Dijiste que allá arriba sería diferente.
¡Mamá!
Aún conservo el sonido de tu voz
y las últimas palabras,
que prometo recordar por siempre.
Homo sapiens
El hombre se diferencia del animal cuando aprende a ser padre no solamente con sus hijos sino con los amigos, familiares, con su amante, incluso con sus enemigos, y sin prejuicios ni miedo a perder su masculinidad se convierte en madre.
Cráneo del ejemplar adulto de la cueva de Cro-Magnon (Les Eyzies de Tayac-Sireuil, Dordoña, Francia, 1500 cm3 de capacidad craneana) 0,035 Ma.
Mientras dormía
Tenía 24 años. Esa mañana me levanté temprano, como era costumbre, para comenzar un nuevo día de trabajo. Reconozco que pude haberme levantado mucho más temprano, pero entre días de trabajo y algunas noches de estudio en la universidad, me era difícil conocer un horario más cómodo para degustar mi tiempo de sueño.
Realicé mi aburrida rutina matutina: me dirigí al baño e hice mis necesidades, luego me posicioné debajo de la ducha, desnudo, y reposé un poco para sentir caer sobre mí la cálida composición de hidrógeno y oxígeno. Casi me quedo dormido.
Ante la prisa, salí del baño como corriendo los últimos cien metros de una maratón, era tarde. Me puse mi ropa, distinguidas prendas ejecutivas que hacían juego con mis anteojos de aros negros y gruesos. Me sentía intelectual, me gustaba y deseaba que todos sintieran de mí lo mismo que yo. Unos retoques manuales sobre el cabello para completar la rutina y mi diferenciada apariencia. Estaba orgulloso.
No había olvidado que iba tarde, pero me ahorré mucho tiempo durante mi preparación personal y recordé que, producto de mi esfuerzo durante dos años de trabajo duro y constante, tenía un automóvil que me esperaba para llevarme cómodo, rápido y tranquilo a mi trabajo.
Salí de mi habitación, llevaba mi toalla húmeda para ponerla a secar en el jardín. Mi madre, que trabajaba también, se daba unos pequeños retoques, pero estaba lista para irse. Seguir leyendo «Mientras dormía»
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