Mientras el sol se pone
la mariposa baila
con sus vestiduras turquesas.
El viento anticipa
su siguiente movimiento
y el tiempo pasa
sobre la fragilidad
de la belleza.
Mientras el sol se pone
la mariposa baila
con sus vestiduras turquesas.
El viento anticipa
su siguiente movimiento
y el tiempo pasa
sobre la fragilidad
de la belleza.
La felicidad es como una mariposa
se le puede ver revolotear por doquier
pero si intentas asirla
es posible que sus pequeñas alas se hagan polvo
en tus torpes y voraces manos
o que intente escapar
presa del terror
La felicidad es ese instante
en que la mariposa
se manifiesta tan pequeña
pero tan imponente a la vez
haciendo alarde de su gracia
de su fragilidad
de su ser libre
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Se nota en las ojeras,
en el rostro pálido
rozando cetrino;
en el andar encorvado
con los omóplatos saliendo
como crestas
de alas cortadas.
Se nota en las manchas de la cara
porque piensas
que el sol no te toca;
en la mariposa que nace en tu frente
con más apariencia de polilla.
Se nota en las uñas
blandas,
amarillas,
gastadas
de fumar un cigarro tras otro
alternando sorbos de café
descafeinado.
Se nota en el callo del dedo
corazón
cuando explota
y se asoma la carne roja
confundiéndose con la tinta de tu pluma
—demasiados errores—.
Se nota en el pecho que,
no late,
galopa
y en la mente
que intentando huir,
ausente,
no ceja en el empeño de exigir su dosis diaria
de expresión,
ya que no hablas.
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