Nos miran


Nos miran.

No son estrellas. Nos miran

desde nuestra oscuridad hasta sus ojos

esperan

como la araña a la polilla.

Polillas que se estrellan contra tu ventana insomne.

Ventanas iluminadas en ciudades muertas.

Luces con dientes de tiburón cantando

la canción del naufragio.

Rochas negras da Costa da Morte

aguardan

—en silencio voraz—

tu golpe seco de pájaro herido;

el clac

con el que se despide la flor marchita;

el olor almizclado a fruta

demasiado madura demasiado podrida.

Están ahí, en el garaje,

cuando sales del coche de madrugada.

Están

en esa llamada a deshora.

Habitan todas tus esquinas oscuras.

Ven,  cierra los ojos —dicen—

y sueña

que no podrás despertar.

Ariadne


He soñado tus ojos, he sentido la suave piel de tus manos jugando delicadamente con mi rostro. Escuché tu voz y sin dudas creía que de un ángel se trataba; así seguí durante múltiples sospechosas y crecientes lunas hasta que llegó el revés de las inesperadas fantasías.

Una tarde decidí entregarme al canto que vibraba en mis oídos y descender a las arenas de Morfeo. Mi curiosidad latía fuerte, desde mis ojos hasta mi fuente, acelerando los trotes de mi corazón nervioso. Cero sospechas del personaje que decidió aparecerse, solo sé que la sentía íntimamente familiar, su risa, su voz, el poder de su tacto. Como si con mi corazón jugara, sentía que mi espíritu sonreía con suma facilidad. Y así, en la cúspide de la felicidad ignorante, caí.

Esta niña que siempre veía en fragmentos, nunca a visión de un ser completo… Poco a poco cambiaba su forma, empecé a notarlo cuando el clima se tornaba húmedo y pesado. Un golpe de invierno, indicando la caída de las hojas y el marchitar de las flores, el despeje total de las ilusiones. En un solo golpe, la niña ya estaba lejos de un ser humano.

Frotándose el rostro con sus garras, arrancando violentamente sus cabellos, dientes corroídos chocando entre sí, simulando gritos de dolor y carcajadas agudas al mismo tiempo. Sus ojos, profundos globos verdes de hermosura caían brutalmente quebrándose en el suelo como dos esferas de vidrio. Su garganta se ensanchaba y un espantoso gruñido emanaba de allí, paralizando de temor cada vello, cada pestaña, cada pieza de mi sensible ser.

Aterrado, como si de mi peor pesadilla se tratase, me di a la fuga. Trotando tan deprisa como podía entre cada tropiezo que tenía, sus gritos desgarradores me perseguían, violándome los tímpanos y la inocencia de mi fe.

Desesperado por ocultarme trataba de llegar a una conclusión ¿Qué demonios sucedía? y ¿quién o qué era lo que a mis ojos buscaba? Bajo todo obstáculo esquivaba su mirada, hasta que di con ese pertinente pensamiento.

Uno de mis temores más reales, poderosos y constantes, la razón del evadir tan ágilmente el encuentro sagrado, la responsabilidad en concepto y la concepción de compromisos vitales.

Dicen que a los demonios los expones cuando de su nombre te vales. Dicen que el solo descubrirlo, te dará influencia sobre sí.

Solo me tomó un sacrificio poder dar con el secreto.

Muy en mi inferioridad se encontraban aquellas letras que componen su identidad.

Ariadne.

Desde mi ser, que aún duerme profundamente, te clamo perdón, te ruego por esperanza, te digo que cambiaré.

En mis brazos algún día podré recibirte.

Perdóname.

 

Cadena de reciclado


Estaba decidida
a tirar los duelos
que arrastro
a la basura.
Pero al llegar allí,
me dieron tanta pena
que los reciclé.
En el azul,
puse todas las tristezas orgánicas
que olían fuertemente a podrido.
En el amarillo,
puse todas las precauciones
que me habían embotellado
en inseguridad.
En el verde,
tiré todos los miedos,
racionales e irracionales
y me quedé escuchando
cómo se quebraban.
Imagino que se partieron
en más de mil pedazos.
Al llegar a casa,
sabía
que aún quedaban
muchas vueltas que dar.

Cultivo de incultos


Compartimos la aportación de Elvira Martos para la contraportada de la revista 4 de Salto al reverso.

Visiten su página aquí: http://elvenmg.wix.com/elviramartos#!Nueva-imagenJPG/zoom/cy5w/image_1iuw

Me atrevo a colocar un texto de la autora acerca de su imagen, el cual no fue incluido en la versión final de la revista.

Un coro de niños gira y canta. «Silencio en la sala, el burro va a hablar; el primero que hable, burro será. A callar, ya, ya».

Y todo se hace silencio.

Querían privatizar la sanidad y los asnos callaban. La mirada de soslayo al burrito vecino que está siendo desahuciado. Y proliferan las anteojeras del miedo. Y los silencios.

«Un borriquito como tú, tu ru rú, que no sabe ni la u, tu ru rú», siguen cantando y girando los niños.

El sistema escolar cambia y se empobrece. Las ayudas al estudio desaparecen. Y poco a poco, todo son colas y orejas. Los animales de carga sólo miran al frente, dócilmente trabajan para comer y agachan la cabeza. Analfabetos y orgullosos de sus fardos. Sólo los más presumidos se peinan las crines. Y sigue el silencio vergonzoso y cómplice.

Elvira Martos

revista salto al reverso 4 octubre noviembre46

El Señor Jones


Compartimos la aportación de Omar Rodríguez a la revista 4 de Salto al reverso. ¡Muchas gracias!

Crónicas, sucesos y delirios

Aquí les comparto mi aportación a la revista número 4 de Salto al Reverso, junto con imágenes del trabajo original publicado en la revista. Pasen por el blog, lean la revista y compartan con sus amigos, familiares y mascotas sapientes de tener alguna. Gracias por leer.

Desperté y me percaté de que no podía ver nada. Todo era negro. He tenido un miedo inmenso a la oscuridad desde niño. Así que siempre hay una pequeña bombilla de noche prendida iluminando mi cuarto, aunque sea un poco. Esta noche, por alguna razón, no estaba encendida.

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Insania


Comparto aquí mi aportación a la revista 4 de Salto al reverso, junto con una fotografía de Esteban Mejías.

Miedos – Mía Pemán


Compartimos aquí la aportación de Mía Pemán a la revista 4 de Salto al reverso en forma de un acróstico y una pintura con el tema de ‘Miedos’.

Y les dejamos un link a la presentación de la revista que tan amablemente realizó en su página personal miapeman.com. ¡Gracias, Mía!

Presentación de la revista Salto al reverso número 4

revista salto al reverso 4 octubre noviembre37