
No vinimos para quedarnos,
bien lo sabe este pájaro
que alza el vuelo,
o la nube
que se diluye en nuestro cielo,
como agua entre los dedos.
Pero este aliento,
bocanada de aire codiciada por los vivos,
siempre huye de la muerte;
sabe del calor en otros labios,
sabe del olor de la tierra
cuando se revisten sus huellas;
sabe de tu roce,
vida,
en su pulso acelerado.
Mayca Soto. El gris de los colores
Debe estar conectado para enviar un comentario.