Poema y dibujo de Juan Machín.
Como Jacob luchó
con su Dios,
adivinándolo
pero sin saber su nombre,
contigo luché toda la noche:
labio a labio,
pecho a pecho,
mi vientre en tu vientre,
tus piernas trenzadas a las mías,
nuestros torsos
por los brazos enlazados,
la luna, como mudo testigo,
asomada a las ventanas
delineaba nuestras sombras
que formaban una sola sombra,
cuerpo contra cuerpo,
alma contra alma,
en vela, toda la noche,
en guerra.
Los dos, vencedores y vencidos,
al final,
caímos rendidos,
sin sueño,
pero con todos los sueños
del mundo…
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