Amanece


Amanece un día

como tomando sorbos de niebla.

Sigo pensando en la pasión sin heridas

y la fragancia que me despierta.

Consigues desconectarme de miserias,

o del paso contundente de la vida.

Sigo en la orilla del mar

donde el cielo de pizarra se abre

y tú me desenredas de toda la arena cotidiana.

Aquella felicidad


Quizás la felicidad no es una victoria siempre soleada.

Vive extraviada a nuestros ojos

matando todas las sombras

de una pesadilla en un bosque fantástico.

Una fugitiva idea en busca de amor;

una tentación que no redime de todos los pecados.

Es difícil volver a mostrarte tirando de las nubes,

viendo cuánto brilla mi corazón.

No todo se apaga

cuando arrastro mis dientes por el anochecer de tu vientre.

buscando mis colmillos de marfil.

Mirada 1


Pero mentiría a los perseguidores de sueños,

coleccionistas de miradas expectantes,

son pájaros desconcertados en el ajetreo

que miran hacia otro lado por encima del ruido.

Para guardarme una de esas miradas

debo volar aquí, en un sueño sin sueño,

debo alcanzar un mundo marfil pálido, no descrito.

Fotografía de @avecesisabe

La muerte


La muerte galopa deprisa,

dolorosa sorpresa en el pasillo del portal,

en un atestado supermercado

o llena de música en un teatro.

Es la sucia cortina que rasgada cae,

puñal que penetra altivo en los pulmones;

y en sueños balbucea

nuestro nombre para ahogarnos

en una neumonía eterna.

Pero los ángeles llegan

entre ambulancias, luces y sirenas,

para intentar apartar su guadaña

de una danza rápida y desnuda.

Todo está vacío


Las cuerdas de una guitarra enumeran sentimientos

en ciudades casi muertas mientras camino.

Una voz canta en un mundo desaparecido:

«Jugamos a ser dos gatos que no quieren dormir»,

y en el espacio vacío un gato negro camina

solitario en un mundo azotado por pandemias.

Nos miramos y seguimos mientras cantas:

«Tú te disfrazas de mí y yo me disfrazo de ti».

En realidad el mundo empezó así,

sin testigos, sin saludos, sin deberes

o solo con los deberes de encontrar placer y belleza.

No hay nadie en las playas,

no hay movimiento en el camino a casa.

 

(Fotografía del autor)

Dolor I


El dolor atraviesa paredes y corre feliz,

mata años igual que horas

y arrastra la dignidad de buenos y malos.

Pone en fila noches congeladas andando en cuclillas.

Cierra en la nevera la piel y los dedos

depositarios de tu amor.

Y sigue cavando esa sepultura

que en una edad tan profunda se hace.

 

Se apaga


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Volvemos de la muerte

entre los gritos de hermanos

dormidos en la tierra profunda.

Es el origen de muchas manos.

 

Esos dedos que pintan

líneas antes del atardecer.

Ellas son refugios temporales.

 

¿Por qué la mente es tan horrible,

enferma, y destruye tantos presentes?