Chega de saudade


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Fotografía: Donovan Rocester

A Serenella Rivera

Una canción que representa locura.

Agorafobia.

Una fuerza que te mantiene en tu asiento.

 

Y tú… tú aún vivías.

Mientras yo estaba muriendo.

Aunque ya sabía que tú también.

 

«Basta de tristeza», dice la canción.

O de nostalgia, como podría interpretarse.

Pero no es eso, es algo que se le parece.

 

«La realidad es que sin ti no puede ser».

Pero, entonces, ¿cómo es que estoy pudiendo?

No entiendo la realidad. O ella no me entiende a mi.

 

«Sin ti no hay belleza, solo tristeza y melancolía.

Que no salen de mí. No salen de mí. No salen».

Eso reza la letra. Eso murmuro yo.

 

¿Y tú? ¿Qué murmuras?

No te oigo.

Yo aún sigo muriendo.

 

Sigo rezando, como en la canción:

«Dile, en una plegaria, que ella regrese.

Porque no puedo sufrir más».

 

Fa Sol La Si


Continuación del poema «Mi sostenida: Fa».

Fa Sol La Si

Tan hermosas ellas
con sus curvas armoniosas,
con sus cuerpos vibrantes;
en su frecuencia marcada
y en sus vestidos la clave.

I

Las cuatro amigas unidas,
armoniosas y siempre acordes.
Con su voz iluminan mis adentros,
volviendo barro mi mente de hierro.

II

No importa el tiempo
ni de qué mundo vienes.
Ellas resuenan en tu mente
bailando la canción del momento.

III

Ellas te acarician y susurran.
¿O eres tú quien las doma
y conjuras pentagramas
para que bailen en tu sala?

Sobre otro sobre otro


Un café sobre un café sobre un café

sobre otro sobre otro sobre otro

y un cigarro se consume despacito

y me quema los dedos y los labios y los ojos.

.

Cierra la ventana que entra el viento,

ruge una voz en vendavales de silencio.

Cierra la ventana que entra nada,

me respondo susurrando al son del tiempo.

.

Minuto parado, instante eterno:

el que uso para cerrar la ventana

y coserme las palabras desde dentro

con hilo de tinta y vocecita de aguacero.