La Vie en Rouge


Bajo el destello de esta luz

que abraza el sueño de mi playa,

desnudo la mañana de cordura

y me visto de ti,

a una distancia demasiado calculada,

lejos de mí.

Entre ese espacio

en que me habita tu silencio

y un tiempo deshojado,

muero de ti.

Bajo este cielo carmesí

que a veces compartimos,

rasgo las horas

y trazo un plan soñado

entre tus ojos y los míos.

No me ves,

respiro entre tus labios

y acaricio ese momento

con el beso traicionado

 que soplo en el espejo.

No invoco tu presencia

para amarte,

me abraza la ilusión

de imaginarte hoy,

en la aurora que contemplo

y que cincela este pecado

 en un hueco de mi alma.

Y en el rojo que se escribe

en aquellos días de vino y rosas,

de calor y largas noches…

conjuro la orilla de este mar que se llevó tu nombre.

Mi eterna primavera

es hoy el recuerdo de tu voz,

y tu risa…

ese aire fresco que me falta.

Vivo sin ti en esta playa desierta

que transito,

y en este mar embravecido que ahoga

el grito de mi corazón,

sabes y sé…

que vivirás siempre conmigo.

Era la noche oscura


Era la noche oscura. Tan oscura que la luna y las estrellas parecían haber desaparecido del firmamento. El calor sofocaba el cuerpo y el alma. Las gotas bajaban confusas. ¿Eran de sudor o lágrimas? La ropa molestaba, la piel más. Los mosquitos se aprovechaban de su cuerpo semidesnudo. Entre los ruidos —plantas eléctricas, grillos, coquíes—, se escucharon unos pasos. Una mano tibia se posó en la espalda de Edgardo. Él se sobresaltó. No esperaba a nadie a estas horas. Un dedo sobre sus labios calló sus palabras. Su corazón comenzó a latir aceleradamente. Sintió la presencia acercarse a su oído pasando su lengua por la oreja. El viento se desencadenó y pensó por un momento que se elevaba. Todo comenzó a estremecerse. El suelo, la hamaca y hasta la columna donde estaba amarrada.

Entonces escuchó una voz que le dijo:

—¡Bú!

Y su corazón se detuvo.

Imagen: https://pixabay.com/en/fantasy-fog-creepy-mystical-mood-2847724/

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Susurros


Inexistente

tu presencia,

tan presente

tu ausencia,

henchido de nada

rebosa el vacío,

me temo lo mejor,

una fuga, ¡una explosión!

-No temas-  susurra la luna.