Con un beso la doncella transformó el sapo en un príncipe hermoso. Su belleza la cautivó hasta llegada la noche. Apagada la luz y pasada unas horas el desencanto fue de tal magnitud que ella envió un email a la bruja para que revirtiera el hechizo.
El joven no alcanzó para nada las expectativas de la princesa. Los batracios copulan por cuarenta días sin descanso y dejan satisfechas a sus parejas. Ella aprovechó y aceptó la recomendación de la bruja, convertirse en una rana. Y así vivieron felices entre los ruidos escandalosos de una cuarentena sensacional en el pantano.