Foto: Brooke Cagle (CC0).
Te elijo a ti, más que a las prisas matutinas
y al reloj que marca los pasos hacia esa calle desierta,
sin propósito ni miradas despiertas.
En este sueño sin miedos ni sentido, te elijo a ti.
Porque bailas en la cuerda floja del destino, dejándome caer,
sin esperar más de lo que hoy quiera ofrecerte.
Te elijo a ti, por encima de mis sombras y locuras,
por debajo de estas sábanas donde la vida comienza
cuando muerdes mis labios y atrapas mi deseo sin preguntas.
Te elijo a ti, en medio de esta vida congelada de diciembre,
lejos de las luces de este árbol desnudo de promesas,
llenando de vacíos y esperanza mis heridas de muerte.
Sí, te elijo a ti, igual que la vida abraza el aire,
con domingos de café y bicicleta; sin ruidos ni testigos.
Sin un «para siempre», solo tu alma en mi latido.
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