Pizzería


Terminar un romance en un Domino’s Pizza es lo peor que puedes hacer en el mundo. También aplica para cualquier otra franquicia, un poco perdonable si eres alérgico al gluten, pero aun así es nefasto. Dar por acabada una historia de amor en ese lugar es no saber valorar los finales. Si bien una despedida no necesita fuegos de artificio, es necesario un lugar que no invite más que al romance, a la nostalgia o a ambas.

En este tipo de pizzerías se pueden dar escenarios tan distintos al que se busca que harían parecer la despedida como una broma de mal gusto. Ver correr a los niños y a las niñas y escuchar las discusiones de sus padres no es parte de la ambientación ideal para algo tan serio como terminar un romance. Es más, lo único a tomar en serio en un romance es el inicio y el final. Lo demás debe fluir como mar. Si una balsa llega a buena tierra o no dependerá de la corriente, aun cuando los tripulantes remen en su contra. Entonces, el subir y bajar de la balsa son las dos decisiones que se deben meditar. Así como iniciar y finalizar un romance.

De algo estoy seguro: un romance que termina en un lugar con tanta iluminación nunca fue bien valorado. ¿Cuántas canciones de desamor podrían nacer ahí?, ¿cuántos tangos y cuántas rancheras nos perderíamos si esto se volviera una costumbre o una moda?

«Ya no quiero nada contigo, ni hijos, ni pizza, ni cuenta de Netflix compartida», dirá ella y allí quedará todo. Se esfumará y tres rebanadas de pizza irán directo a los ratones porque, en un momento como ese, ¿quién tiene hambre cuando el corazón se ha roto?

En siete días


Se quejó la pena,
alejada.
La nada ríe
en un pestañeo,
acercándose.
Lo predecible celebra
con un brindis.
Levanta su copa
hacia la costa.
La brisa ventea
la cortina,
en señal de paz.
Llega a tierra
y muestra bandera:
garras de león,
medio corazón
y cadena anclada.
El marinero en su barco,
el faro cerca de tierra,
las noches de verano
y la luz estelar.
Y te veo suspirar,
cubro de rojo la arena.
Y tú miras hacia aquí,
poniendo rostro
al suspiro.

En el nombre de


En el nombre de lo honesto
me vendiste tus mentiras
sin piedad te burlaste
de mi burda ingenuidad
con desfachatez me besaste
al verme vulnerable
al saber más de mí
de lo que debí contarte.
 
En el nombre de la música
me enterraste tus canciones
cada nota despiadada
entonó mi desastre
mientras tú tranquilamente
seguís fumándote mi arte.
 
En el nombre de lo justo
me forzaste a ser persona
cuando lo único que cabía en mi mundo
era una petición de indulto
de lo humano y lo sagrado
condenaste mi cordura
perpetuaste el holocausto.
 
En el nombre de mi integridad
hoy me pregunto
¿qué de mí será?
Ahora que me marcho
ahora que renuncio a ser mortal
ahora que revuelco mis pecados
en las sábanas de extraños
miro al cielo y me cuestiono
si algún día yo pudiera
perdonarme
y dejar de sabotearme
si algún yo día pudiera
en mi nombre
forjar mi libertad.

Aniversario


Un año hace ya que esto comenzó
y parados nos miramos
en el mismo lugar
no mucho cambió,
solo nos desnudamos
sudamos nuestras almas
con tal de no llorar.
 
Tú me haces muchas preguntas
solo algunas habré de contestar,
yo sé que tienes muchas dudas
que no puedes disimular.
Sabes bien con quien te metes
o al menos eso sueles afirmar,
no es mi culpa tu sufrir
o quizá sí
pero sabes que puedes marcharte
cuando te quieras ir.
 
No soy una apuesta de largo plazo
llévate lo que puedas de mí;
abusa de mi cuerpo
aunque sea solo a ratos,
no perdones nunca mis ganas de huir.
 
Hace un año ya que me hablaste
que me invitaste a besar tus pechos
y a compartir alientos
has visto tú mis miedos
te han parecido raros y secos
quizás solo sea que me hace falta
tener el par bien puesto. 
 
Pero todo lo has visto
y algo te gusta de mí;
las canas que aún no salen
y mis besos de imprevisto,
mis dedos perdidos
y mis labios en tu ombligo,
sé que te gusta de mí
lo que soy en tu cama y en tu olvido.
 
Hace un año ya
que fingimos ser solo amigos
pero nos queremos entre sábanas
sobre todo si es domingo
y aunque sé que a pesar de todo
todavía nos mentimos,
puedo ver tu rostro sumergido
en mis versos sin sentido
no entiendo si es cariño
o tan solo masoquismo
una muerte lenta
que me incendia con cinismo.
 
Hace un tiempo ya
que anhelo poder escribir
y poderme confesar
dictar mis pecados sin sentencia
porque no hay quienes lleven mis cuentas;
siempre quise un talento
sobre todo ese de ser feliz,
aunque me cueste la vida misma
y hasta de ti deba aprender a morir,
como un final inesperado
una sorpresa sin sabor
mientras observo con cuidado
como el bueno de la historia
se convierte en perdedor.

Donde convergemos


Sin habla
las palabras sobran
donde abundan las miradas.
Se escapa el último suspiro
en un ocaso que no acaba
porque se torna eterno cada instante,
estos momentos
que te sostengo
que me sostienes
que nos vamos
y te vienes,
que te deseo sin mayor recelo,
de mis labios
en tus piernas
del hastío ya extinguido
de estos minutos
este tercer jueves de enero
de esta vida que es una y nada más.
Ahora,
hoy,
el respiro
el viento en tu pelo
mi cabeza en tu pecho,
sombrío se vuelve el espectro
que nos corroe y atormenta
recordándonos que hay que despertar
cuando mejor sea.
Y nosotros reacios
nos inmutamos en uno solo
negándonos a escuchar.

Mi momia amada


En tu rostro la brisa
mirada perdida
destello de ángel

Te deshojo como una flor
una rosa
un clavel

soy tu podador

En mi cama tus vendas,
mi momia amada,
se funden con las sabanas Seguir leyendo «Mi momia amada»