Vine al sur, en donde el mundo acaba, para escribirte lo siguiente:
Los patos, allá en el hemisferio en el que he vivido, han dejado de volar.
Los insectos rojos puntos blancos en la espalda han desaparecido, y escuché que la economía de mi país está al borde del caos.
Mientras tanto, yo en el borde del mundo escribiéndote, viendo el fin de todos los sueños. Desde la orillita, te vuelvo a escribir para invitarte a salir a cualquier rincón del mundo, que desde aquí todo me queda lejos, y a donde quieras te paso a traer.
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