No te entiendo, amiga mía:
Si tu mente lo piensa
si tu corazón lo ama,
si tu sexo con su recuerdo
es una fiesta pagana,
si tus sueños lo anhelan
si tu alma lo sueña.
¿Por qué no lo llamas?
¡Olvídalo! o ¡Haz algo!
Pero no te lamentes más, que así no llegas a ningún lado.