Opuestos irreconciliables


Dibujas la vera con la punta de tu pluma
y cuestiono si la frontera es real o hasta dónde
llega. Rechazaré todos los opuestos, incluidos a
los que me incluyen. No te buscaré para encontrarte.
No te encontraré aferrándome a ti, vida; aterrorizada
de muerte por perderte. Obsesionada a perderte, mal
de muerte. Manipulo los opuestos y controlo la frontera que
es una vera que esquiva y elude la atracción de norte y sur; de
todos los opuestos irreconciliables que viven en la luna y duermen
plácidamente en el sol. En los opuestos irreconciliables, nuestra ficción.

Torpeza


He repetido la acción
una y otra vez:
colgar un abrigo en el perchero,
recogerlo del suelo,
volverlo a colgar.

Durante unos minutos
mi único objetivo era colocarlo
en el lugar que le correspondía.
Siempre he tenido el mismo resultado.
Siempre he repetido el mismo acto.

Ni siquiera he aprendido
cuándo ni cómo realizar esta tarea
correctamente, a la primera,
¿cómo voy a llegar a ti
en mi primer intento?

Una puerta llena de polvo 


Ayer me quedé mirando una puerta llena de polvo y me acordé de ti.

No me malinterpretes, la puerta estaba abierta pero al verla imaginé dejarla olvidada mientras ella allí seguía desapercibida entre todas las demás.

Además, todo aquel polvo que la recubría parecía mantenerla en una burbuja de resinas enigmáticas: perfumada y purificadora.

Lo noté porque me dieron ganas de rozarla mientras la atravesaba.

Se quedó a dos segundos de mi piel. Los mismos que necesitaba para dejar de pensar en ti mientras caminaba atravesando el mercado. De repente, lleno de gente. Árboles en mi camino.

Ayer me quedé mirando una puerta llena de polvo, fueron sólo dos segundos.

Instantánea impresionista accidental


Crecen las hiedras
y mucho de lo que las rodea
está inerte y mustio.

Campanillas de jazmines
cantan en la noche.
Suenan rompiendo la escena lacónica,
tintinean las flores caídas en el suelo
tras su baño metálico lunar.

Asomada a la ventana
sonrío y pienso
en el aire perfumado,
en la melodía,
en la luna,
en la noche
y en ti.

Me digo:
vivir un momento
de dulce instantánea
impresionista accidental.
En una ventana al mundo
desde donde me asomo
y sonrío,
sin timidez.

Temporal adentro


A veces,
pasan los años
y no nos damos cuenta
de cuántos días hemos contado
pasando,
mientras tanto.
Vino la lluvia
y aún me sentía
de la misma forma.
Vino la lluvia
como siempre viene.
Hay personas,
años y lluvias
destinadas a provocarte
el mismo sentimiento.
La lluvia de aquel día,
los años que pasaron
y tú,
siempre venís a mi encuentro:
temporal adentro.